Antes de la chispa: termografía con drones en instalaciones eléctricas

Debido a su versatilidad, la termografía ha sabido hacerse un hueco en campos muy diferentes: mecánica, medicina, ingeniería, meteorología, astronomía, seguridad, etc. Y, por supuesto, en la topografía y la obra civil, utilizándose de diferentes maneras y con diferentes propósitos. Uno de ellos es la inspección de instalaciones eléctricas. Cuando se combina con aeronaves no tripuladas, su potencial se dispara.

En este texto hacemos un breve recorrido sobrevolando el concepto de termografía y deteniéndonos sobre sus aplicaciones en la inspección de instalaciones eléctricas: cómo funciona realmente, cómo puede ayudarnos en este caso y las ventajas que nos brinda respecto a otros métodos cuando se combina con drones.

La termografía y los circuitos

Empezamos por el principio: definiendo el concepto de termografía. Se trata de una técnica que permite, mediante cámaras térmicas que captan radiación infrarroja, obtener una representación gráfica de la temperatura. Significa, simplificando, poder ver el calor en colores. Así, resulta ideal para detectar las diferencias de temperatura y sus fuentes de emisión.

Eso ha hecho que se use para detectar o analizar cualquier elemento que pueda ser una fuente de calor, desde cuerpos (celestes como animales) hasta maquinaria. En el caso de las instalaciones y los circuitos eléctricos resulta de enorme ayuda cuando se emplea para detectar defectos y predecir problemas mayores.

¿Por qué? Como ya os contábamos en nuestro blog hablando de inspecciones de plantas fotovoltaicas, aerogeneradores y centrales eléctricas, y como sabe cualquier instalador, las deficiencias en los equipos eléctricos, y también electrónicos, suelen generar aumentos de temperatura. Se calientan antes de dar el fallo definitivo (o de provocar un desastre).

Grandes líneas e instalaciones domésticas

Eso ha hecho que la termografía se convierta en un excelente aliado de técnicos e inspectores de instalaciones eléctricas, tanto si estamos hablando de grandes líneas e instalaciones de suministro, como si hablamos del ámbito doméstico.

vista de drones

En el primer caso se buscan sobre todo un mantenimiento preventivo, pero también la detección de desequilibrios en las cargas, componentes averiados, malas conexiones, deterioros en el cableado o el aislamiento, etc.

En el segundo, la termografía suele emplearse de dos maneras. Por un lado, para detectar aquellos fallos eléctricos que provocan calentamientos inusuales en la instalación que delatan lo que el ojo no ve. Y, por otro lado, para analizar la eficiencia energética de las edificaciones.

Subiendo al dron: el coste y otras ventajas

Sumar a la técnica de la termografía las posibilidades que ofrecen las aeronaves no tripuladas o RPAS, popularmente conocidas como drones, era solamente cuestión de lógica y de tiempo. La vista aérea basada en diferencial térmico ofrece grandes resultados en la inspección eléctrica, pero también en otros ámbitos, como la agricultura o la ganadería.

¿Qué pasa cuando echamos a volar las cámaras térmicas? Lo primero y más evidente es que ganamos en rapidez y, por lo tanto, en ahorro de costes. Las superficies que pueden cubrirse con un dron son considerables, y en un tiempo récord, y con mucha más agilidad y requerimientos que un helicóptero.

Además, está la posibilidad de recorrer sin dificultad terrenos remotos o acceder a grandes alturas. Esto, aparte de simplificar mucho la tarea, tiene un fuerte impacto en la seguridad laboral, minimizando los riesgos y la preparación de dispositivos de seguridad (andamiaje, elementos de sujeción y similares).

También hay que tener en cuenta la gran fiabilidad de los análisis de instalaciones eléctricas que ofrece una perspectiva aérea desde distintos ángulos, realizada de forma regular y por manos expertas. En esto, como en todo, conviene acudir a profesionales adecuadamente formados y convenientemente acreditados.

La ayuda tecnológica: el volcado de datos

Pero nos hemos guardado la mejor ventaja para el final: el análisis de datos mediante software especializado permite extraer todo el jugo a la termografía, convirtiéndola en una verdadera herramienta de precisión. Esto es especialmente cierto cuando se trata de detectar pequeñas variaciones en áreas amplias o a lo largo del tiempo.

Si bien el método tradicional de la inspección visual es esencial y suele servir para detectar buena parte de los problemas, en algunas ocasiones puede ser útil acudir a la tecnología. Las cámaras térmicas captan por contraste la energía calorífica emitida por una superficie en decenas de miles de puntos de calor distintos. Y eso en una sola imagen.

El análisis digitalizado de los datos obtenidos con herramientas de software especialmente diseñadas para ello permite hacer lecturas más afinadas o comparar resultados a lo largo del tiempo con un mayor nivel de atención a los detalles que en buena parte el propio programa informático se encarga de señalar.

 

Termografía con drones, combinación ganadora

Para comprobar la fiabilidad de una instalación eléctrica tanto doméstica como industrial, detectar las averías y deficiencias y prevenir problemas mayores, los certeros diagnósticos de un análisis termográfico pueden ser de enorme ayuda para ver lo que no podemos ver por otros medios. Cuando se apoya en el uso de drones, sencillamente podemos llegar más allá, más rápido y más fácilmente.

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